SOLARIS (adaptación)
SOLARIS STANISLAV LEM Comunicación y Publicaciones S.A., Barcelona, 2006 Durante algún tiempo prevaleció la opinión (difundida con celo por la prensa cotidiana), de que el “océano pensante” de Solaris era un cerebro gigantesco, prodigiosamente desarrollado, que le llevaba varios siglos de ventaja a nuestra propia civilización; una especie de “yogui cósmico”, un sabio, una manifestación de la omnisciencia, que mucho tiempo atrás había comprendido la vanidad de toda actividad, y que por esta razón se encerraba desde entonces en un silencio inquebrantable. La opinión era errónea, pues el océano viviente actuaba; no, claro está, de acuerdo con las nociones de los hombres; no edificaba ciudades ni puentes, no construía máquinas volantes; no intentaba abolir las distancias ni se preocupaba por la conquista del espacio (criterio decisivo, según algunos, de la superioridad incontestable del hombre). El océano se entregaba a transformaciones innumerables, a una “autometa