OTRA MUJER poema del film
EL TORSO DE APOLO ARCAICO No conocemos la inaudita cabeza, en que maduraron los ojos. Pero su torso arde aún como candelabro en el que la vista, tan sólo reducida, persiste y brilla. De lo contrario, no te deslumbraría la saliente de su pecho, ni por la suave curva de las caderas viajaría una sonrisa hacia aquel punto donde colgara el sexo. Si no siguiera en pie esta piedra desfigurada y rota bajo el arco transparente de los hombros ni brillara como piel de fiera; ni centellara por cada uno de sus lados como una estrella: pues no existe aquí un solo lugar que no te vea. Debes cambiar tu vida. RAINER MARIA RILKE Happy Birthday Mr. Allen