LA VIDA ABISMAL (Crítica)

LA VIDA ABISMAL
Guión, dirección y producción: Ventura Pons
Interpretación: Oscar Jaenada, José Sospedra, Antonio Valero…
Basada en la novela La vida en el abismo de Ferran Torrent
España, 2006




La célebre frase de Billy Wilder según la cual “un director de cine no estaba obligado a saber escribir pero si sería conveniente que supiera leer”, nos lleva por viejos caminos hasta llegar a la siempre peleona relación entre la literatura y el cine.
Ventura Pons, cazador de buenas historias, encontró en la obra de Ferrant Torrent, uno de sus escritores favoritos y uno de los más adaptados últimamente, otra de esas novelas que tenían que trasladarse a la gran pantalla. Por supuesto, entre la fidelidad al texto original y la fidelidad a uno mismo, gana la última, por lo que a la película, hay que acudir pensando que es la lectura personal e intransferible del director (recordar que autor viene de auctor, el que aumenta). Su guión pues, afloja quizás el tono realista y crítico de la novela y rescata el mundo del juego para presentarnos metafóricamente, el juego de la vida. Una vida con lo que tienen que tener las vidas: pasión.
La vida abismal, cinta de la que se sale con ganas de fumar y de beber, perfecta recreación estética e ideológica de la España de los setenta, nos cuenta la historia de uno de esos personajes a recordar, El Chino, (el Rubio en la novela y que anecdóticamente, es como llamaban de pequeño a Óscar Jaenada) prototípico pero creíble, chulo pero sincero, temerario y fascinante para aquellos que le rodean, peligroso y perdedor para aquellos que le juzgan. El Chino, seductor y generoso, atrapa al espectador como al joven Ferran, desorientado y asustadizo, lo sacude de lo mediocre y de lo vulgar, y lo lanza a la acción y a la aventura.
El tema de la amistad como ritual iniciático, leal, inexcusable, incondicional y proteccionista; el tema del juego como enfrentamiento con la norma, con la ley, con la moral, con el paternalismo y hasta con la muerte; el tema del amor como asignatura pendiente, el tema del sexo como asignatura obligada… Hasta que llegamos al desenlace, un final esperado, valiente, irremediable, orgulloso y digno, todo son partidas de copo, de 54, de póquer, de ruleta, tragos de sólos con hielo y mesas llenas de humo, de envites y de claro esta, miles de ¡pesetas!
De Valencia a Madrid, de Madrid al sur de Francia, de las barricadas a las mariscadas, con inevitables elipsis, con evitables subtítulos en castellano, perfectos encadenados y trucajes gracias al rodaje en alta definición, integran un producto elaborado, honesto, vendible y por el que merece la pena arriesgarse… y vivir… y dedicarse al cine.


PUBLICADA EN www.supernovapop.com , ENERO 2007

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