FURIA DE TITANES (Crítica)


Vienen a mi memoria las palabras de Umberto Eco: cada sociedad cultural tiene las novedades que se merece. El modelo del gentilhombre, culto y meditabundo, ya no existe. Nuestro hombre de la civilización de masas, mejor o peor, es otro, y otras deberán ser sus vías de formación y de salvación.


Siendo esto así, tenemos estos días en nuestras pantallas un remake de la película “Furia de titanes” (Desmond Davis, 1981) que fue a la vez en su momento, la versión cinematográfica del mito de Perseo. Siendo un poco simples y un poco malos, lo que narraba la hazaña mitológica no tenía nada de original: rebelarte contra tu padre y salvar a la chica. Claro está, y aquí venía la parte mítica y épica de Perseo, para conseguirlo, tenías que ir y volver del inframundo, matar unos cuantos monstruos de camino y vencer a tu padre y a tu tío, que resultaba, que eran dioses.


Pues bien, a la versión de los años ochenta ya debió de chirriarle algo por aquel entonces, para que acabara como un clásico de culto y no como un gran taquillazo. Y es que no es lo mismo adaptar una novela de Julio Verne que tener que elaborar un guión a partir de un mito griego. A pesar de contar con dos magos en la producción como eran Ray Harryhausen (“El viaje fantástico de Simbad”, “Simbad y el ojo del tigre”…) y Charles H. Schneer (“Jason y los argonautas”, “La isla misteriosa”...), sus trucos ya empezaban a quedarse obsoletos ante una generación fanática del género, que flipaba con la saga de Star Wars y con el genio y el ingenio de un tal, George Lucas, que andaba imponiendo las normas para hacer un nuevo cine fantástico y de ciencia-ficción. Aún así, en las retinas de aquellos jóvenes quedaba registrada la artesanía de miles y maravillosos efectos especiales (monstruos marinos, escorpiones gigantes, perros de dos cabezas...) dando paso a aquella primera revolución tecnológica de finales de los setenta.
“Era una de mis películas favoritas, de hecho, es una de las películas más mágicas que haya visto en mi vida. Me vuelve loco. Así que no lo dudé en cuanto tuve ocasión de hacer mi propia versión” confiesa el director de “Furia de Titanes” (2010) Louis Leterrier, autor de cintas como “Transporter 2” o “El increíble Hulk”.


Cada “imaginador”, cada creador, es a la vez un lector de ficciones ajenas y, en el fondo de su corazón, si no en su mesa de trabajo, tiene aquellas palabras de Homero que conturbaban tan poderosamente a Unamuno: Los dioses traman las desgracias de los hombres para que la posteridad tenga algo que cantar.
Volviendo a ser un poco malvados y un poco exagerados, la versión en 3D de Leterrier ha resultado ser, si no una gran desgracia, sí, una pequeña decepción.


La historia de los dioses cuenta que Zeus (Liam Neeson) recibió los cielos, Poseidón (Danny Huston) los mares y para un Hades (Ralph Fiennes) traicionado y vengativo, quedó el inframundo. La historia de los hombres cuenta que Perseo fue abandonado junto al cadáver de su madre en una caja, encontrado y después criado por una familia de pescadores. Cuando a los hombres les invade cierta nostalgia de independencia, los dioses deben recordarles como a los niños, el orden de las cosas. En medio de la furia de dioses y de hombres está Perseo (Sam Worthington), rebosante de intensidad y de juventud, creíble como dios e increíble como hombre. En la gesta le acompañarán un grupo de guerreros, con sus rastas y su eyeliner, padres e hijos, cuan más atractivo cuanto más tiznado, Draco, Solon, Eusebio, Ixas… (Mads Mikkelsen, Liam Cunningham, Nicholas Hoult, Hans Matheson…) y una especie de sexy ángel protector Io (Gemma Arterton).
“Hay un dios en ti, asegúrate de sacarlo” le aconsejan. Pero Perseo rechaza su origen semidios. “Tu orgullo está matando a mis hombres” le replican. Hasta que por fin, el héroe acepta la ayuda de su padre y con ello, su propio destino.


Destacar acaso, la interpretación e innovación de Neeson. Atrás quedó la imagen de un Zeus sentado en su trono, de toga y barba blancas. Ahora fuerte, poderoso y activo. Pero también herido, confuso y con cierta debilidad hacia los mortales, y en especial, a las mortales.
Todo aderezado con su dosis de acción y batalla, de monstruos y bestias (Medusa, Pegaso, el Kraken…) y su sobredosis de efectos especiales, visuales, digitales, no se sabe muy bien si todos necesarios, pero al fin y al cabo y como diría Eco, acordes con la era entertainment que le ha tocado vivir.
¿Redención o sacrificio?... El espectador dirá…


ESTRENO EL 31 DE MARZO.

CRÍTICA PUBLICADA EN LA REVISTA DE CINE ENCADENADOS, ABRIL 2010

Comentarios

Entradas populares de este blog

EN SUS ZAPATOS poema del film

SEX AND THE CITY poema del film

ACTO DE VALOR poema del film