ORGULLO Y PREJUICIO (adaptación)

ORGULLO Y PREJUICIO
JANE AUSTEN
EDICIONES ORBIS, BARCELONA, 1990


- El orgullo es un defecto muy corriente, según creo. De todas mis lecturas he sacado la conclusión de que, en efecto, es muy común, muy propio de la naturaleza humana. Pocos somos los que no abrigamos un sentimiento de íntima complacencia atribuyéndonos, con razón o sin ella, alguna clase de superioridad. Una cosa es la vanidad y otra el orgullo, aunque a veces se emplean esas palabras como sinónimas. Se puede ser orgulloso sin ser vanidoso. El orgullo arranca de la opinión que tenemos de nosotros mismos; la vanidad mira hacia la opinión que quisiéramos que tuviesen de nosotros los demás. Pág. 25

- Es una suerte para mí –pensaba- tener algo que desear. Si aquel plan fuera completo, seguramente que yo me llamaría a engaño. En ese caso, como la ausencia de mi hermana será para mí un manantial de constante sentimiento, tengo motivos para esperar que se realicen todas mis esperanzas de felicidad. Cuando un proyecto promete darnos satisfacción completa nunca suele tener éxito; solamente podemos alejar de nosotros el desengaño total soportando ciertas pequeñas molestias. Págs. 231, 232.

- Si la gratitud y el aprecio constituyen un buen cimiento del amor no se considerará improbable ni se encontrará digno de censura este cambio de sentimientos en Isabel. Si no lo son, si se juzga ilógico y monstruoso el afecto que surge de aquellas fuentes, contraponiéndolo al que brota con sólo verse una vez dos personas, sin cambiar siquiera entre ellas una palabra, nada se puede decir en justificación suya, como no sea que había ensayado ya este último sistema cuando se enamoró de Wickham, con resultados tan desastrosos que tal vez la autorizaran a ensayar el otro sistema de enamoramiento, aunque fuese menos interesante. Págs. 268, 269.

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