EL VELO PINTADO (adaptación)




EL VELO PINTADO
W. SOMERSET MAUGHAM
EDITORIAL LARA, BARCELONA, 1946



- No habría hecho falta que a Kitty le dijeran que la Madre Superiora pertenecía a una de las mejores familias de Francia; algo había en su porte que indicaba su rancio abolengo. Tenía la autoridad de aquellos que saben que no pueden ser desobedecidos. En ella se mezclaba la condescendencia de una gran señora con la humildad de una santa. En su bello y enérgico rostro, ajado por las privaciones y sufrimientos, había una apasionada austeridad y, al mismo tiempo, una solicitud y una bondad que permitía a los niños acercarse a ella, alborotando sin ningún temor, seguros de su profundo afecto. Págs. 172, 173.





- Que vous êtes belle, ma chere enfant- dijo la Madre Superiora. Es un encanto mirarla. No me extraña que los niños la adoren.
Kitty enrojeció y, sin saber por qué, las lágrimas inundaron sus ojos. Se cubrió el rostro con las manos.
- Me avergüenza usted, Madre.
- Vamos, no sea tonta. La belleza es también un don de Dios, uno de los más raros y preciosos, y debemos estarle agradecidos si somos tan afortunados al poseerlo y también si no la tenemos, porque otros lo tendrán para nuestra satisfacción. Pág. 201.




- No entiende nada. La vida, verdaderamente, es extraña. Me siento como si hubiera pasado toda la existencia junto a un estanque y, de repente, me encontrara ante un mar. Me espanta un poco y, a la vez, me llena de júbilo. No quiero morir. Tengo la misma sensación de aquellos antiguos marinos que se hacían a la mar en busca de lo desconocido. Creo que mi alma ansía lo ignorado. Pág. 207.




- Sólo hay un medio de ganarse los corazones –dijo lentamente-; haciéndonos dentro de nosotros iguales a aquellos de quienes queremos ser amados. Pág. 239.




- No sé. No sé si, en realidad, importa que sólo busquen una ilusión. Sus vidas, en sí, son maravillosas. A mi me parece que lo único que hace que podamos mirar sin disgusto este mundo en que vivimos es la belleza que de vez en cuando los hombres hacen surgir del caos. Los cuadros que pintan, la música que componen, los libros que escriben… y las vidas que viven. Y de todas esas cosas, la más rica en belleza es la vida. Es la obra de arte perfecta. Pág. 262.



- Quiero que sea una niña, para educarla de modo que no pueda cometer los errores que he cometido yo. Cuando recuerdo qué clase de niña fui, me horrorizo y me hallo odiosa. Pero no fue culpa mía. Voy a educar a mi hija para que se sienta libre y sea capaz de valerse por sí misma. No voy a traer al mundo una criatura para amarla, criarla y educarla y después entregarla a un hombre que se la quiera llevar a cambio de vestirla y alimentarla durante el resto de su vida. Pág. 318.



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