BEN-HUR (adaptación)
CHARLTON HESTON 1923 - 2023 Centenario
BEN-HUR. UNA HISTORIA
DE LOS TIEMPOS DE CRISTO.
LEWIS WALLACE
Ed. Edhasa, Madrid,
2005
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Nadie, recuérdese bien, busca el desierto como campo de
placeres. La vida y la necesidad lo atraviesan por senderos en los que, como
otros tantos trofeos, se hallan dispersos los huesos de seres que murieron.
Tales son los caminos que van de un pozo a otro, de unos pastos a otros. El
corazón del jeque más avezado acelera sus latidos cuando se encuentra solo por
aquellas extensiones sin camino. Así, pues, el hombre de quien nos ocupamos no
podía ir a la busca de placeres; tampoco se comportaba como un fugitivo: ni una
sola vez miró atrás. En tal situación el miedo y la curiosidad son las
sensaciones más comunes; sobre él, no tenían ningún imperio. Cuando los hombres
se sienten rodeados por la soledad, acogen gustosos cualquier compañía; el
perro se convierte en un camarada, el caballo en un amigo, y no es una
vergüenza dedicarles un diluvio de caricias y de palabras de afecto. El camello
no recibió un regalo tal; ni una palmada, ni una palabra. Pág. 14
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Yendo río abajo, a la luz de las estrellas, que nunca
me habían parecido tan brillantes y cercanas, saqué la siguiente lección: para
empezar una reforma, no vayas allá donde están los grandes y los ricos; ve más
bien en busca de aquellos cuya copa de dicha continúa vacía, busca a los pobres
y a los humildes. Y entonces me tracé un plan y fijé un objetivo en mi vida.
Pág. 34
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Así era Herodes el Grande; un cuerpo quebrantado por la
enfermedad, una conciencia manchada por los crímenes, una mente de potencia
magnífica, un alma dotada para hermanarse con los césares; un hombre de sesenta
y siete años, pero velando su trono con un celo nunca tan aguzado, un poder
jamás tan despótico y una crueldad en ningún tiempo tan inexorable. Pág. 77
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A medida que la filosofía iba ocupando el lugar de la
religión, la sátira sustituía rápidamente al respeto, hasta tal punto que, en
opinión de los latinos, la sátira era para todo discurso, incluso para las
pequeñas diatribas de la conversación, como la sal para las viandas y el aroma
para el vino. Pág. 96
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Duro y cruel es el temperamento del hombre que ya en la
juventud sabe olvidar sus primeros afectos. Pág. 111
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Nosotros, la gente de mar, nos conocemos muy pronto;
nuestros amores, como nuestros odios, nacen de los peligros súbitos. Pág. 147
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¿De qué sirve la lengua cuando un suspiro o un gemido
expresan todo lo que los hombres sienten, mientras, obligados por las
circunstancias, piensan en silencio? Pág. 153
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No dependo de ti para morir. La vida es un hilo que
puedo romper sin tu ayuda. Y si lo rompo, ¿qué será de ti? Los hombres
resueltos a morir prefieren perecer a manos de otros, por la razón de que el
alma que Platón nos dio se rebela ante la idea de destruirse a sí misma. Pág.
181.
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Y yo ruego a Dios que no corra la suerte de la mayoría
de los corazones buenos: la de ser pisoteado por los ciegos y los despiadados.
Pág. 209
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