INTERSTELLAR poema del film



POEMA RECITADO POR MICHAEL CAINE:

No entres dócilmente en esa buena noche.
La vejez debería delirar y arder cuando se acaba el día.
Rabia, rabia, contra la luz que se esconde.
Aunque el sabio cerca del fin a la tiniebla no haga reproche,
dado que a su verbo ningún rayo ha confiado vigor,
no entra dócilmente en esa buena noche.
Rabia, rabia, contra la luz que se esconde.

POEMA ORIGINAL DE DYLAN THOMAS:

«Do not go gentle into that good night»

Do not go gentle into that good night,
Old age should burn and rave at close of day;
Rage, rage against the dying of the light.

Though wise men at their end know dark is right,
Because their words had forked no lightning they
Do not go gentle into that good night.

Good men, the last wave by, crying how bright
Their frail deeds might have danced in a green bay,
Rage, rage against the dying of the light.

Wild men who caught and sang the sun in flight,
And learn, too late, they grieved it on its way,
Do not go gentle into that good night.

Grave men, near death, who see with blinding sight
Blind eyes could blaze like meteors and be gay,
Rage, rage against the dying of the light.

And you, my father, there on the sad height,
Curse, bless, me now with your fierce tears, I pray.
Do not go gentle into that good night.
Rage, rage against the dying of the light.

Traducción al español:

No entres dócilmente en esa buena noche.
La vejez debería delirar y arder cuando se cierra el día,
Rabia, rabia, contra la luz que se esconde.

Aunque los sabios al morir entiendan que la oscuridad es justa,
porque sus palabras no trajeron relámpagos
no entran dócilmente en esa buena noche.

Los buenos, que tras la última inquietud lloran por ese destello
aunque sus actos frágiles pudieron danzar en una bahía verde
rabian, rabian contra la luz que se esconde.

Los locos, que atraparon y cantaron al sol en su vuelo
y aprenden, demasiado tarde, que apenaron su camino
no entran dócilmente en esa buena noche.

Los solemnes, cercanos a la muerte, que ven con mirada luminosa
lo que los ojos ciegos pudieron alegrarse y arder como meteoros
rabian, rabian contra la luz que se esconde.

Y tú mi padre, allí, en tu triste cima
maldice, bendice, que yo ahora imploro con la vehemencia de tus lágrimas.
No entres dócilmente en esa buena noche.
Rabia, rabia contra la luz que se esconde.


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