EL BUSCAVIDAS - Centenario Paul Newman

 - ¿Busca adversario? 

- Está bien, ¿quiere jugar? 

- No, gracias. No. ¿Usted es Eddie Felson?

- ¿Quién es ese? 

- ¿Billar americano?

- Lo mismo da. Elija usted. 

- Oiga, amigo, no trato de engañar. Nunca engaño a los que veo entrar en una sala de billar con un estuche de piel. Pero no quiera engañarme. 

- Sí, señor, soy Eddie Felson. Especialista. ¿Hay alguien que se atreva a medir su fuerza conmigo? 

- ¿Qué clase de apuestas les interesan? 

- Las elevadas. 

- Han venido para desafiar al gordo de Minnesota... 

- Sí, en efecto. 

- ¿Quiere un consejo gratis? 

- ¿Cuánto nos va a costar? 

- ¿Quién es usted? ¿Su apoderado, su amigo, su ayudantes? 

- Es mi socio. 

- Socio capitalista. 

- Lo suficiente. 

- Pues llévese al muchacho de aquí. El gordo no necesita su dinero. No le han ganado ni una partida. No le ha ganado nadie en quince años. Es el mejor del país. 

- Se equivoca, el mejor soy yo. 

- Bueno, le he dicho la verdad acerca del gordo de Minnesota. Allá usted si quiere desafiarle, amigo. 

- Diga, simplemente, dónde puedo encontrarlo. 

- Suele venir por aquí todas las noches. A las 8 en punto. Quédese donde está. Él dará con usted. 

(A las 8h entra el gordo) 

- Tiene buen ataque, ¿eh? 

- Gracias. ¿Juega usted al billar americano? 

- Alguna vez si hay ocasión. 

- Es usted el gordo de Minnesota, ¿verdad? Tiene fama de ser el mejor jugador de los estados, excepto del mío, claro. 

- ¿Es eso verdad? 

- Sí , amigo. Dicen que el gordo juega más con los ojos que con las bolas. 

- Je, je. ¿De qué estado es usted? 

- De California. 

- ¿De California? ¿Se llama Felson?  

- Sí, señor. 

- Tengo entendido que andaba buscándome. 

- Sí, en efecto. Sí. 

- ¡Big John! ¿Crees que este chico es un buscavidas? ¿Te gusta apostar, Eddie? ¿Jugarte el dinero al billar? 

- Gordo, te desafío a jugar conmigo. 

- 100 dólares. 

- Tú siempre juegas fuerte, gordo. Al menos eso dicen todos, que juegas muy fuerte. ¿Digamos 200 dólares la partida? 

- Ahora sé por qué te llaman relámpago, Eddie. Nos vamos a entender... 


EL BUSCAVIDAS (Robert Rossen, 1961) 





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